Crónica de una separación anunciada
Como puedo ser tan tonta, me pregunto cada instante. Mi cabeza repite una y otra vez, como puedo ser tan tonta? Lloro, leo nuestros chatr, repaso imágenes, momentos, gritos, peleas, y mi mente solo me dicta como puedo ser tan tonta.
No encuentro respuestas más que no hay tal amor que me dijiste el otro día, el amor te elije no te abandona todas las noches mirando videos, negocia tiempos, espacios, compensa, el amor se demuestra.
Cada uno de mis mensajes reclamaba amor, atención, buen trato, a cambio recibí insultos, silencio y más soledad.
Que hiciste conmigo? Me rompiste de todas las formas que podías, dejaste que llorara durante horas sin intentar siquiera consolarme. No había un tiempo para invitarme un café, pasarme a buscar o simplemente preguntar si necesitaba algo. Diste por hecho que yo podía con todo y me dejaste sostener una familia durante meses en absoluta soledad.
En junio saque el préstamo para poner un negocio juntos, algunos sueños se iban cumpliendo, que estudies, que yo estudie, paseos, viajes, salidas. Todo lo arme sola para los dos. No hay un solo mensaje mío que te reclame que pagues algo nada, cuando tuve el tupé de hablar sobre plata me trataste de muerta de hambre poco más me sacaste de la basura, ambos sabemos que no es así. Pero humillarme siempre fue tu deporte, lastimarme, dejarme sin palabras frente a tu falta total de empatía, metiéndote con cosas muy dolorosas, no importa, para vos en una discusión solo vale herir. Hoy sigo acá, llorando por un amor que solo conservo yo, porque jamás hiciste nada para recuperarme, no lo vas a hacer ahora. Cuando reviso todo me digo no quiero vivir más eso, pero al mismo tiempo no logro sacarte de mi cabeza, quiero verte. Miro los autos, pienso en todo el tiempo que tengo acá para vos y vos no estás, no estás acá, no vas a venir, no me hablas. No te importo. Hoy por primera vez lloré y aún no logro dejar de hacerlo.
Llevo tres días sin verte. Espero y espero, me siento afuera, miro los autos pasar, planeo enviarte mensajes, hablar con vos, te escribo al WhatsApp que me tenes bloqueada, vuelvo a leer todo y no puedo evitar seguir llorando. Esperar que éste proceso transcurra, esperar que no duela, esperar que no me provoque llanto recordar que hiciste un desayuno delante mío y no me invitaste. Recordar cada momento que me dejaste sola para poder hacer una coraza y repetirme no quiero más esto. El 8 de noviembre fue mi desencadenante total, te esperaba, como el día anterior había esperado que me quieras ir a buscar y lo único que recibí fue que me ignores. Sentí ese día que no podía seguir soportando tanta soledad acompañada, y entonces comenzó lo que hoy ya es nuestra separación, vos no querías, no tenías tiempo, para mi, para vos si. No quisiste nunca intentarlo, como siempre solo te interesa ganar, lo que sea. Ganar por sobre todo, por sobre mí dolor, por sobre lo que yo pensé que era nuestra familia.
Ganaste la libertad de elegir, me dijiste.
Y te elegiste a vos. No a mi.
Sé que esto va a costar, siempre supe que yo iba a llorar más que vos. Pero en algún momento creí que el amor iba a estar por sobre todo. A veces soy una romántica, pésima decisión. Te reclamé, te rogué, te pedí de todas las formas y en todos los tonos que me veas, solo gane quedarme sola, te fuiste. Si, yo te eché, te tiré todo, pero ahí solo había bronca de tanto injustificado maltrato.
Un deseo pido es dejar de sufrir por alguien que me miró con desprecio y me abandonó cuando le pedí amor.
Comentarios
Publicar un comentario