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Para mis compas

 Mañana es un día muy de mierda para mi, para ustedes, para todos. Mañana comienza para todos los que queremos, para quienes no conocemos, para nosotros, un tiempo de dolor. No, no exagero, yo ya viví esto, lo viví de piba y juro que es todo sufrimiento. Desde mañana la incertidumbre será costumbre y la esperanza de volver a ser felices un sueño. A mi me gusta soñar, me asumo soñadora, pero mis sueños son compartidos ya que jamás podría ser feliz si afuera otros sufren. Para mi la motosierra siempre fue para las películas de terror, y todos los que me conocen saben que no las miro. A mi me gustan las historias reales, las de madres que pelean por derechos y los consiguen, por padres que se esfuerzan por sostener una familia o un trabajo y lo logran. Me gustan las historias donde las personas pelean contra la injusticia y tienen un final feliz. Donde un pibe que quiere estudiar llega lejos, más lejos que sus propias metas. Historias donde lo colectivo supera cualquier individualidad. No

No quiero cantar más

  No quiero volver a decir si la tocan a Cristina. No. Nunca más. No quiero volver a la calle a cantar algo que no voy a poder cumplir.  Hace muchos años leo en todos los medios la violencia de la Campora, la violencia del peronismo. Veo fotos de compañeros tatuados en sus espaldas, golpeando bombos, y son señalados como violentos. He leído de domingo a domingo editoriales en los grandes  medios de comunicación acusando al peronismo todo, de violento, de degenerados, de ladrones, de vagos. He leído y visto en la tele como se reproducen imágenes de compañeros  y compañeras siendo acusados de las peores atrocidades. Nos culparon de un suicidio, de robos, de malversación, de traición a la patria. A nosotros, justo!  Nos estigmatizan, nos difaman, nos atropellan.  Sos peronista, no persona.  Una mujer peronista no es una mujer. Es una cosa, menos que un despojo. Nos pueden matar, violar, nos pueden golpear, nos pueden acusar de planeras, de negras, sucias, de mafiosas. Y si una mujer resal

Ana

 Miraba unos vídeos de mis vecinos reclamando justicia por Ana mientras estoy aislada por covid19.  Se me llenaron los ojos de lágrimas  que se sume una más de que seamos una menos. Me duele el pecho sólo de pensar que podría ser yo, mi hermana, mi hija... cualquiera de nosotras. Cuando asimilas que estas viva de milagro y no por derecho cada muerte duele en el alma, duele en todo el cuerpo, duele en tu mente y en todo lo que toques. Estamos vivas de milagro, de suerte, de casualidad. Aún no tomó la decisión ningún hijo de puta de hacernos mierda a golpes o meternos en una bolsa de basura.  Tuvimos suerte de volver a casa sin cruzarnos con un loquito enojado con la vida que quiera descargar su frustración con nosotras. Tuvimos suerte de tener un ex que se piró y si nos dejó al pibito sin salario y padre pero también nos dejó vivas para criarlo. Tuvimos suerte de denunciar a tiempo, de tener amigas, una familia que se ocupó, una casa donde descansar, un trabajo que nos dé de comer. Tuvi

Ella

 Pensando en vos siempre, siempre extrañandote... Le robo al Indio una de sus frases más come cocos porque puedo, porque me pertenece, y porque el Indio como ella es pueblo. Y lo que es del pueblo no se roba se asimila, se hace costumbre, se convierte en cultura, se usa, se hace bandera, se llora, se lucha y se pelea, como con ella. No la quiero ni nombrar, me parece nefasta su forma irreverente de meterse en nuestro corazón. No la nombro porque me alborota como a muchos escuchar su nombre Es ella, la que contiene las masas, la que nos explica una y otra vez como se puede ser lineal en un pensamiento y más tarde romper todos los estereotipos para repensar en lo que llegó, te traspasó y en lo que viene. Ella que puede hacer silencio para no darle de comer a sus detractores, y con un simple mensaje llenarte de esperanzas. Espero tu vuelta más que al churrero un domingo de otoño. Y recuerdo estas palabras que más tarde supe eran tuyas... "Anhelo que por estos caminos se levante a la

Ruido

 He sabido de algunas personas que prefieren el  silencio, les gusta el silencio, se sienten cómodas en él, se mueven mejor en el silencio, andan pisando en puntas de pie para no levantar la mínima sospecha que ellos pasaron por allí. Van con la cabeza abajo mirando sus pasos para no ver lo que a su alrededor sucede,  para no modificar nada. Saludan con voz baja pensando que es mejor no hacer barullo. Tal vez el otro se enteré que yo existió,  tal vez yo me entere que el otro existe y esto me cause un problema. Prefieren andar por atrás, no exponerse. Cuántos menos sepan que existo mejor, menos me piden menos doy. No quieren sobresalir por miedo al ridículo,  ponen  en práctica la ley del menor esfuerzo, viven mirando detrás de la cerradura, detrás de la ventana, opinan, hablan, critican, pero nunca, nunca son protagonistas. Nisíquiera de su propia vida. Sé de personas que el ruido les molesta, esa no soy yo. Yo qrefiero el ruido, prefiero hacer, prefiero decir, prefiero estar en medio

El diccionario rojo

Cuando era chica no existía la tecnología que existe hoy, debe ser por eso que me fascinaba leer. Mi mamá siempre decía que tenía que leer mucho para aprender a escribir, pero a pesar de eso en mi casa no había libros. Lo que si había y en cantidad eran diccionarios y enciclopedias. Teníamos unos diccionarios tomos completos de tapa dura color rojo que venían cosidos, las letras en la portada eran doradas y parecían estar enterradas en la tapa, mi vieja los acomodaba por número, y siempre los tenía re ordenados. También había una enciclopedia tapa dura con un forro azul por encima, Asia, África, Europa, etc, que apenas pasabas unas hojas se desplegaban unos mapas hermosos llenos de referencias que a mi no me servían para nada pero me encantaba mirar. Y había uno que también azul pero grande, muy grande, o al menos yo los veía enorme que decía Anatomía. La geográfica jamás fue lo mío, a esta altura de mi vida no sé que es lo mío, pero si sé que la geografía no me gustaba demasiado, el

La peli

Colgué mirando una película, primera casi que puedo ver en los días que llevo de aislamiento. Estar viviendo una pandemia era ya de por si surrealista, imaginen tener síntomas de la enfermedad que está matando miles de personas. Te la regalo. Pero no me voy a distraer, en lo que venía a contar acá. Se llama San Perón, es una película documental que estuvo perdida y sobrevivió a los militares por más de cuarenta años. San Perón se trata de una mujer joven de 37 años, que vive en un lugar de buenos aires que no escuché o no dijeron, muy pobre y con diecisiete hijos. Que numerito no? Cuestión que se puede observar a pesar de la imagen blanco y negra que viven en el barro absoluto, los hijos desde el mayor hasta el más chico son cirujas. Tienen un carro y salen a trabajar, como bien remarca su mamá. Y tiene mucha razón porque estaban trabajando, el mayor de sus hijos tenía 18 años, mismos años que llevaba el peronismo proscrito. Ella cuenta detalladamente como fue el día que fue a vo