Ana

 Miraba unos vídeos de mis vecinos reclamando justicia por Ana mientras estoy aislada por covid19. 

Se me llenaron los ojos de lágrimas  que se sume una más de que seamos una menos.

Me duele el pecho sólo de pensar que podría ser yo, mi hermana, mi hija... cualquiera de nosotras. Cuando asimilas que estas viva de milagro y no por derecho cada muerte duele en el alma, duele en todo el cuerpo, duele en tu mente y en todo lo que toques.

Estamos vivas de milagro, de suerte, de casualidad. Aún no tomó la decisión ningún hijo de puta de hacernos mierda a golpes o meternos en una bolsa de basura. 

Tuvimos suerte de volver a casa sin cruzarnos con un loquito enojado con la vida que quiera descargar su frustración con nosotras.

Tuvimos suerte de tener un ex que se piró y si nos dejó al pibito sin salario y padre pero también nos dejó vivas para criarlo.

Tuvimos suerte de denunciar a tiempo, de tener amigas, una familia que se ocupó, una casa donde descansar, un trabajo que nos dé de comer.

Tuvimos suerte y ya

Hasta ahora, hasta recién. Después vemos.

Porque somos ahora y en este momento, mañana no sabemos. Vivimos con miedo. 

Nos dicen que si te trata mal te separas y listo, pero Ana estaba separada e igual la mataron. Nos dicen que si persigue denuncies pero Paola Tacacho había denunciado durante cinco años e igual la mataron. 

Nos dicen a nosotras como movernos, que hacer, como cuidarnos, como vestirnos, que contestar... Empiecen a decirle a los hombres que no deben matarnos, ni violarnos, ni golpearnos, ni hostigarnos, ni perseguirnos.  Empiecen a decirle a toda la sociedad que nosotras vivas nos queremos. 

Que no falte ninguna más, ni una menos.


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